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Bolsa

Las empresas energéticas todavía ofrecen buenas oportunidades

Las petroleras registran un semestre histórico en beneficios, aunque la apuesta por su avance en Bolsa no es tan rotunda

GETTY IMAGES

Una señal que resume muy bien lo ocurrido este año en los mercados se produjo el pasado mes de mayo, cuando la petrolera saudí Aramco superó por valor bursátil al gigante tecnológico Apple. Con sus 2,43 billones de dólares de capitalización, se colocaba como la empresa más valiosa del mundo. La era tecnológica daba paso, al menos temporalmente, a la primacía del petróleo y los combustibles fósiles.

La paralización de la producción de petróleo en 2020 debido a la pandemia de Covid-19, con cierre de instalaciones, el fuerte repunte de la actividad económica en 2021 y, de remate, la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de este año, han dibujado un preocupante escenario de alzas de precios de la energía. Todo, además, en pleno proceso de transición energética, con las renovables aún incapaces de sustituir al petróleo y al gas, mientras en medio mundo se paralizaban o desmontaban centrales nucleares y de carbón.

Los precios de los combustibles fósiles lo dicen todo: el petróleo Brent ha subido en el último año el 40% y ronda los 100 dólares el barril, aunque llegó a tocar en marzo los 127 dólares (en mayo de 2020 estaba en 25 dólares el barril). Aunque la estrella de las subidas es el gas natural, cuyos futuros Dutch TTF a septiembre 2022 se mueven sobre los 200 euros, frente a los 27,90 de agosto del pasado año. De hecho, el elevado precio del gas está aumentando la demanda de petróleo, según acaba de advertir la Agencia Internacional de la Energía.

El resultado ha sido que las firmas petroleras en Europa han presentado recientemente unos beneficios récord de 53.607 millones de euros, triplicando los obtenidos en el primer semestre de 2021. Petróleo y gas caros, y fuerte elevación de los márgenes de refino ante la avalancha de la demanda. Como es habitual, las Bolsas adelantaron estos buenos tiempos y las energéticas se apuntaban hasta hace poco fuertes revalorizaciones, que están resistiendo incluso a pesar de la reciente caída de precios de las materias primas por las alertas de recesión… El índice MSCI Europa Energy corrige el 8% desde máximos de junio, pero rebota más del 14% desde los mínimos del mes pasado.

La desaceleración de precios a causa de la cercanía de una recesión ya se ha visto en el precio de las materias primas, tanto agríco­las como en los metales industriales, y en el crudo, que ha llegado a descender recientemente a niveles previos a la invasión rusa de Ucrania, mientras el gas natural sigue firme en su escalada. Los analistas, tras las fuertes subidas de los precios de las firmas petroleras, empiezan a mostrarse más cautelosos, aunque siguen considerándolo un sector clave para la inversión. El afamado gestor Francisco García Paramés anunciaba en una misiva a los clientes de los fondos de su gestora Cobas la reducción del 46% al 40% en el sector energético, que prevalece pese a ello como su prioridad inversora.

La prudencia se extiende ahora por las firmas de inversión. Audra Delport, directora de investigación crediticia de Federated Hermes Limited, indica que “debido a las fuertes subidas del sector, y también a las preocupaciones a largo plazo sobre la transición energética, somos cautelosos con estas compañías, a pesar de los fundamentales atractivos a corto plazo”. Eso sí, apunta a los productores de gas natural estadounidenses como los claros beneficiarios de esta situación, “ya que pueden aprovechar los precios más altos a nivel mundial y buscar exportar gas natural al extranjero. Es probable que esta tendencia continúe a largo plazo, ya que Europa busca reducir su dependencia del gas natural ruso”, explica.

En esta misma línea, los analistas de Bank of America (BofA) son partidarios de infraponderar el sector de la energía junto a otros como los bancos o los automóviles. Aunque no creen en una bajada de precio de sus acciones, apuntan a que en el futuro tendrán un rendimiento inferior al 15% si, como es previsible, las economías entran en un escenario de recesión. EE UU ya está, de hecho, en recesión técnica. Las previsiones de los analistas recogidas en FactSet apuntan a que en este 2022 las energéticas tocarán máximos de beneficios y recortarán su ganancia operativa un 10% durante el próximo año y una cuantía idéntica en 2024.

Además de cómo afectará la evolución de los precios de los combustibles fósiles, los analistas también destacan la política favorable que las energéticas están llevando a cabo con sus accionistas, con el incremento de sus dividendos y con fuertes programas de recompra de sus acciones. Una estrategia que, sin duda, dará solidez a los precios en Bolsa de estas compañías. Aun así, la evolución de los precios del crudo y el gas natural será decisiva.

Mandan los precios

Dos escenarios distintos se dibujan para el petróleo y el gas natural. Los analistas de Barclays trazan un panorama complicado: “Vemos que la era de la energía barata ha terminado durante al menos los próximos tres años. El mundo no está gastando lo suficiente en energía, ya sea para satisfacer la demanda de combustible fósil existente o para pasar a un escenario de emisiones cero. Estimamos que se necesitaría una inversión de cerca de 150 billones de dólares para transformar la energía global”.

En cuanto a las previsiones sobre el gas natural, desde Goldman Sachs son contundentes: “Un entorno de precios más bajos, sostenido en el tiempo, no es probable en Europa en nuestra opinión hasta 2025, cuando esperamos que comiencen a aumentar significativamente los suministros globales de gas natural licuado, facilitando que Europa construya almacenamiento de gas sin tener que recurrir a la destrucción de la demanda industrial”. Sin duda, la gran preocupación sería el corte de suministro de gas natural a Europa por parte de Rusia, que, según la Comisión Europea, podría reducir el PIB de la UE hasta en un 1,5%. Así, en un escenario complicado como este, los expertos de Bofa apuntan a un precio del gas en trono a los 200 euros/megavatio hora no solo este año, sino también en 2023.

La firma de asesoramiento financiero Acuracy también advierte de que “el aumento de la capacidad de producción de gas natural licuado en el corto plazo será muy limitado, lo que plantea dudas sobre dónde podrá encontrar la UE nuevos proveedores antes de que Qatar aumente la producción en 2026”. Así, cabe esperar fuertes tensiones en el precio del gas natural que aún perdurarán algunos años.

En cuanto al petróleo, la situación es ahora más tranquila, pero no parece que la calma vaya a durar mucho. Citi espera un precio del petróleo entre los 99 y los 85 dólares para lo que queda de año, mientras que en 2023 se moverá en un promedio de 75 dólares por barril. Tanto los analistas de BofA como los de ING no descartan ver el barril en los 150 euros en caso de paralización del crudo ruso, que sería imposible de sustituir con otros productores. Una posibilidad que se ve poco probable si, tal y como está ocurriendo, el crudo ruso acaba viajando a Asia e, incluso, luego puede ser reexportado a terceros países. Goldman apunta a que todavía no estamos en un mercado normalizado y sigue primando la búsqueda de reservas, tras el choque que supuso la falta de oferta. “Bajo nuestro adverso escenario, el valor razonable del Brent sería de 120 o 110 dólares en el segundo semestre de este año y durante 2023, muy por encima de los futuros del mercado de 96 y 87 dólares el barril”, explican en un estudio reciente.

En pleno debate político sobre el ahorro energético, Sree Kochugovindan, economista sénior, y Robert Minter, director de estrategia de inversión en ETF Abrdn, hacen una interesante reflexión sobre el devenir del precio del crudo. “La política de reducción de la oferta no ha ido acompañada de políticas eficaces de reducción de la demanda a través del crecimiento de las energías renovables. La demanda ha superado a la oferta, con el resultado de unos precios más altos. La situación empeorará”, concluyen.

Tales expectativas siguen alimentando, por tanto, unas buenas cifras para los valores energéticos, favorecidos por un gas natural y un petróleo, que aún no han visto resueltas las grandes tensiones que pesan sobre sus precios. Parece que lo mejor ha pasado para el sector, pero aún queda lo bueno.

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